La
Piedra Fundamental
Meditación ofrecida por Rudolf Steiner
1º de enero, 1924
¡Alma
humana!
tú
vives en las extremidades
que
por el mundo del espacio
al
mar del ser espiritual te llevan:
practica
la recordación del espíritu
en
lo profundo del alma,
donde,
en el obrar
del
ser creador de los mundos,
nace
el
propio yo
en
el yo de Dios;
y
vivirás verdaderamente
en
el ser cósmico del hombre.
Pues
obra el Espíritu Padre de las alturas
generando
ser en las profundidades del cosmos.
Serafines,
Querubines, Tronos,
haced
resonar desde las alturas
lo
que eco encuentra en las profundidades.
Esto
dice:
Ex
Deo nascimur.
Oyen
esto los espíritus elementales
al
Este, Oeste, Norte, Sur:
que
lo oigan los hombres.
¡Alma
humana!
tú
vives en la pulsación del corazón y del pulmón,
que
a través del ritmo del tiempo
al
sentir del propio ser anímico te conduce:
Practica
la contemplación del espíritu
en
el equilibrio del alma,
donde
las fluctuantes
acciones
del devenir cósmico
unen
el
propio yo
al
yo cósmico;
y
sentirás verdaderamente
en
el actuar del alma humana.
Pues
obra en derredor la voluntad de Cristo
confiriendo
gracia a las almas en los ritmos cósmicos.
Kyriotetes,
Dynamis, Exusiai,
haced
que desde el oriente se encienda
lo
que por el occidente se forma;
esto
dice:
in
Cristo morimur.
Oyen
esto los espíritus elementales
al
Este, Oeste, Norte, Sur;
que
lo oigan los hombres.
|
¡Alma
humana!
tú
vives en la calma de la cabeza,
que
desde los fundamentos eternos
los
pensamientos cósmicos te transmite:
Practica
la visión del espíritu
en
la calma del pensar
donde
los eternos fines de los dioses
otorgan
luz
del ser cósmico
al
propio yo
para
su libre voluntad:
y
pensarás verdaderamente
en
lo profundo del espíritu humano.
Pues
los pensamientos cósmicos del espíritu,
implorando
luz, obran en el ser cósmico.
Archai,
Arcangeloi, Angeloi,
permitid
que desde las profundidades los ruegos
en
las alturas sean oídos.
Esto
dice:
Per
spiritum sanctum reviviscimus.
Oyen
esto los espíritus elementales
al
Este, Oeste, Norte, Sur;
que
lo oigan los hombres.
En
la inflexión de los tiempos
entró
la luz del espíritu cósmico
en
el devenir terrestre;
las
tinieblas de la noche
habían
dejado de reinar;
clara
luz del día
resplandeció
en las almas humanas;
Luz
que
da calor
a
los pobres corazones de los pastores,
Luz
que
ilumina
la
frente de los sabios reyes.
Luz Divina
Cristo-Sol
da calor
a
nuestros corazones;
ilumina
nuestras
frentes;
que
el bien resulte
de
lo que de corazón fundamos,
de
lo que de la cabeza
con
conciencia
nos
proponemos
|
Traducción:
Frank Thomas Smith y María Teresa Gutiérrez
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